No todos los enemigos están presentes frente a nuestros ojos. Existen algunos que se encuentran ocultos a nuestra espalda o incluso camuflados entre personas que parecen inofensivas. En este sentido, valerse de una oración de protección contra enemigos ocultos es lo mejor que cualquier cristiano puede hacer para resguardarse.
A través de las oraciones, el mejor escudo que Dios le otorga a todos sus hijos, podremos hacer que los enemigos malintencionados que se ocultan en las sombras salgan a la luz, dejando relucir sus verdaderos rostros.
Sin embargo, habrá otras ocasiones en que estos enemigos pueden ser demasiado meticulosos, por lo que podrían mantenerse ocultos incluso ante el poder la oración. Pero esto no tiene que representar un problema si contamos con la fe suficiente, pues la oración aun así puede mantenemos protegidos.
¿Cuándo se debe usar la oración de protección contra enemigos ocultos?
Tenemos que recurrir a la oración de protección contra enemigos ocultos siempre que tengamos la sospecha de que alguien malintencionado podría estar al acecho de nuestra integridad.
Dios nos dotó de una consciencia para mantenernos atentos ante el eminente peligro, incluso cuando éste intenta mantenerse oculto. Por eso es posible que sintamos malo presentimientos en los momentos donde se hace necesaria la oración de protección contra enemigos ocultos.
Sin embargo, no solo cuando tengamos la sensación de que podría haber enemigos ocultos debemos recurrir a esta oración. En aquellas ocasiones en donde vayamos a emprender un proyecto grande o a aprovechar una oportunidad que nos podría aportar muchos beneficios, también es necesario.
Hay que recordar que el pecado de la envidia puede nacer en los corazones de las personas que no ven con buenos ojos cómo Dios pone algunas bendiciones en nuestra vida. Esto podría ser aliciente suficiente para que intenten obrar mal contra nosotros manteniéndose ocultos.
A continuación te dejamos la oración para que recurras a ella como protección cuando lo consideres necesario.
Oración
Dios tú que todo lo ves
Que todo percibes y ante ti nada es invisible
Deja caer sobre mis espaldas tu manto sagrado de protección
Cubre con tus manos todos mis puntos ciegos
Limpia mi camino de las malas intenciones
Coloca una luz que borre las sombras de mi caminar
Detén los pasos de todo aquel que busque atentar sin ser visto.
Defiéndeme de aquellos que no sé quiénes son
y que con sus malas intenciones prefieren ocultar sus rostros
Mientras me guarezco en la fe.
Amén.