Cada vez que amanece un nuevo día podemos considerarnos bendecidos, pues se trata de un nuevo regalo de Dios. A través de una oración a San Cipriano en la mañana podemos expresar nuestra devoción a este santo del amor y la esperanza, además de agradecer por el nuevo día, de forma que podamos empezarlo con el pie derecho.
La importancia de la oración de la mañana
La humildad forma parte de los valores que Dios regala a sus hijos para alejarse del pecado. Cuando olvidamos agradecer a Dios por la bendición de permitirnos empezar un nuevo día, dejamos de valorarla.
A largo plazo esto no solo puede alejarnos de Dios, sino que también es capaz de hacer que caigamos en el pecado de la soberbia, al llegar a considerar insignificante o innecesario este agradecimiento.
Beneficios
Los beneficios de rezar la oración de la mañana son varios. Para empezar, nos permitirá iniciar el día entregados a Dios y con los brazos abiertos para recibir todas sus bendiciones a lo largo del día.
Empezar el día de la mejor forma posible será un impulso considerable para terminarlo también de la mejor forma posible. Desde un principio estaremos motivados a cumplir con la voluntad de Dios, lo que nos hará sentirnos más dichosos y felices con nuestras acciones.
Por otra parte, la oración de la mañana también nos protegerá del pecado desde dos polos diferentes. Por un lado nos mantendrá lejos de las tentaciones y, en caso de que estas se presenten, nos dará el aplomo necesario para sortear el pecado.
Por otra parte, también nos ayudará a librarnos del pecado ajeno a nosotros. Aquel que provenga de personas con malas intenciones que, movidas por pecados como la envidia, lujuria o ira, podrían perjudicarnos, incluso sin que sean conscientes de ello.
Sin nada más que añadir, te dejamos la oración para que puedas rezarla todas las mañanas tras despertar.
Oración
Querido San Cipriano, te pido ilumines y guíes este nuevo día.
Bendíceme Señor en este nuevo día
El cual desciende con tu luz sobre tu reino en las alturas.
Llena de mí la dicha y la gracia del Espíritu Santo.
Aleja de mí, a lo largo del día, todas las cosas negativas.
Pon freno al pecado y borra de mi camino toda tentación.
Ahora como en todas las horas de mi vida.
Lléname de fuerzas para superar todos los obstáculos que puedan esperarme.
Y déjame agradecerte padre celestial por haber despertado de nuevo purificado en tu gracia. Amén.