La oración es el arma más fuerte y poderosa que tenemos los cristianos, podemos hacerla para exclamar peticiones puntuales, San Benito es uno de los santos que intercederán por nosotros.
Hacer una oración a San Benito para los envidiosos es todo lo que necesitamos para mantener alejados de nosotros la tentación de caer en este horrible sentimiento, capaz de motivarnos a obrar muy mal.
La envidia es peligrosa, pues consiste en querer aquello que no se tiene de una forma egoísta y malintencionada. La frustración propia de la envidia puede ocurrir en cualquier parte, incluso puede ser despertada por nuestros seres más queridos.
Es cierto que el conformismo no es positivo. Todos debemos trazarnos metas positivas y caminar hacia ellas, con esfuerzo, dedicación y encomendados a Dios. El problema viene cuando vemos con malos ojos que el prójimo tenga mejores resultados que nosotros al encaminarse hacia sus metas.
La importancia de la oración de san Benito para los envidiosos
La importancia de la oración de san Benito para los envidiosos radica en que la envidia nunca es buena y puede ser peligrosa. Esto se debe a que, una vez que se internaliza, la envidia busca desencadenar un gran daño en los entornos donde surge, llegando hasta el punto de poder destruir familias, amistades y amores.
Debemos no sólo mantenerla alejada de nosotros mismos, sino también de las personas cercanas. Es ahí donde entra esta oración de san Benito, la cual es una eficaz protección contra la envidia interna y la envidia del que nos rodea.
Se le dedica esta oración a san Benito porque en vida él fue un hombre caracterizado por tener un corazón lleno de bondad. Sus enseñanzas se centraron en la importancia de la bondad y no tuvo inconvenientes para entregarse por completo a Dios.
Es con el apoyo de san Benito que encontraremos la fuerza necesaria para reflexionar sobre cómo mantener alejada a la envidia de cualquiera de las formas en que puede manifestarse. Sin nada más que añadir, a continuación compartimos la oración.
Oración
Bondadoso y admirado, san Benito.
Tú que fuiste una gran maestro en el arte de dar al prójimo.
Uno de los más caritativos de los santos, por lo cual eres muy recordado.
Tu vida estuvo cargada de principio a fin por la espiritualidad.
Te entregaste a Dios sin pensarlo dos veces, en alma y cuerpo.
Con tus enseñanzas y tus ejemplos mostraste por qué debemos desprendernos de lo material.
Apoyaste al urgido de socorro.
No te importó si era un indigente, un pobre o un seguidor.
Y, refugiado en la oración, mostraste tu propio camino hacia la paz.
Allí donde tu corazón encontró el más grato de los consuelos.
Enséñame tu camino y protégeme. Amén.