Daniel fue un joven hebreo que elegido entre diversos hombres y que junto a otros tres iban a recibir educación por parte de la corte de Babilonia y trabajarían a los servicios del monarca del momento. Las profecías de Daniel fueron de gran significado para las comunidades que las escuchaban.
Las profecías de Daniel incluso se presentan como dos libros, y ellos incluye su más enigmática predicción en donde los cuatro grandes imperios, que son el romano, el medo-persa, el griego y la caldea, serán destruidos.
Las profecías de Daniel y sus problemas
El libro de dichas predicciones hoy se guarda en diversas lenguas, aunque en su momento solo estaba en tres, las cuales eran el arameo, griego y hebreo. En esos instantes el canon judío prohibía la redacción en griego, aunque luego la iglesia si permitió la difusión de esta versión. Estas profecías fueron difundidas por los apóstolesen sus innumerables excursiones.
Para los judíos Daniel en realidad no fue un profeta, debido a que los apóstoles lo dieron a conocer, ya que muchas predicciones mesiánicas se encontraban en su libro, así como enseñanzas doctrinales.
Los elegidos
De esta educación babilónica, los elegidos además de Daniel fueron Ananías, Micael y Azarías, cuya misión era servir para la corte de Nabucodonosor, sin embargo solo Daniel fue el escogido con el don de la profecía. Daniel que fue llamado por el prefecto de los eunucos como “Daniel el de Baltasar”, y en ese momento le solicito al prefecto que lo mantuviera alejado de contaminarse de los placeres del rey.