Los mandamientos de Dios, fue la misión que Dios dejó a todos sus hijos y que estos deben cumplir al pie de la letra, para poder entrar al cielo y alcanzar la eternidad. Aunque incumplir los mandamientos no condenan a las personas a las tinieblas, estás deben confesarse recurrentemente y así poder expiar sus pecados.
Amar a Dios sobre todas las cosas, es sin duda el más importante y el primero, ya que todos deben renunciar a cualquier cosa material e incluso persona antes de ofender a Dios. Pecar en este mandamiento tan importante es realizado cuando los humanos niegan a Dios, juran en vano, aquel que no quiere ver la realidad y miente, o el que no confía en el poder del Señor, y recibe inadecuadamente un sacramento sin cumplir los protocolos.
Los mandamientos de Dios no permiten el cambio de religión
Todo aquel que cambia de religión parcialmente, se convierte en testigo de Jehová, protestante, espiritista o realiza prácticas religiosas ajenas al catolicismo, deja de ser católico por fallar directamente a los mandamientos de Dios.
No tomar el nombre de Dios en vano, es el segundo mandamiento, y es de gran importancia pues blasfemar, jurar con mentira y hacer males graves lastima directamente a las órdenes de Dios.
El incumplimiento de promesas y votos
Todo aquel que incumple con promesas realizadas a Dios, y que no realiza sus votos comete un pecado grave, que puede ser considerado como pecado venial también.